sábado, 8 de marzo de 2014

Es cuestión de...



Si doy una patada al aire seré tu cenicienta? Si me revuelco en la mierda, seré tu guarra? Me lio otro cigarrillo... Joder, quiéreme! Esto es de verdad; es una posada, un castillo, una buhardilla, un sótano, un club de putas, esto es "casa". Vienes a casa? Mira, fíjate si me molas que te abro las ventanas, la terraza y hasta la puerta de entrada. Ven, róbame, quítame hasta las entrañas. Eureka! Sé tú mi homeostasis! Riégame el encéfalo, sé tú mi neurotransmisor. Te propondría que fueras mi proceso mental, pero amor, ya lo eres.  Tú quieres ser mi perro? Juro que te pasearé tantas veces al día como quieras, que vendrás conmigo al baño y a la cama, que no te faltará de comer y menos de beber. La biología es la biología. Te doy mi palabra que yo seré tu perra. Me dejaré sacar todas las veces que quieras, me pondré a tus pies en el sofá y por las noches, en la cama, te lameré el corazón. Es cuestión de biología. Bueno, eso ya lo sabes.

Ángel o demonio? Me quedo con el travesti. Con una máquina de teletransportación, con Ramón y Cajal y con la madre que me parió. Es cuestión de neurotransmisores. Seamos justos, vale? Me quedo contigo. Es la mejor manera de equilibrar esa supuesta balanza, la mejor forma de sentirse viva y ser " La Principita". Yo me quedo contigo que es como más calentita se está. Me agarro a ti que tienes los brazos más fuertes. Me quedo contigo que eres muy fino y eso siempre viste, pero tú quítame los harapos, que cuando llegas siempre es primavera y me entran sofocos.

Te diría el nombre de la copla que escucho, pero ya te la escribiré en el pecho, para que no se te olvide, para que te la grabes a fuego, para que cuando me hagas un chichón en la cabeza la recuerdes, que siempre hay sitio para todo. Es cuestión de hormonas, nada nuevo. Y chico, fíjate que hoy aunque el sol pique y no haya ido a la playa, y aunque no haya dejado de fumar... fíjate qué cosa... te quiero. Atento... Te quiero (del verbo "My amor"). Como lo lees. Eso es. Tan simple como morderse las uñas. Así de simple, ya te digo, como antes de que te venga la regla te crezcan las tetas. Lo sé, soy un galera, pero qué quieres que te diga, que te quiero? Te quiero.

viernes, 17 de enero de 2014

Emotĭo





... El alma me susurró: "no hace falta abrir zoom para comprender"; y efectivamente, es más práctico.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Nada nuevo



Y qué cosas nuevas te puedo contar. Odio esta puta ciudad más que el primer día que llegué. En el techo crece el moho y las paredes se parten como cuerdas de guitarra. Dime cuál es tu técnica, cómo eres capaz de congelar el tiempo y mantener el globo allí, allí arriba sin tocar este jodido suelo.

No te puedo contar nada nuevo. He tomado mi dosis de café y  fumado los cigarrillos necesarios para colorear mis pulmones. El azúcar sigue sabiendo a caries y por la ventana se filtra un frío que te arruga la piel. Anoche no soñé nada y la pantalla del ordenador sigue teniendo el mismo polvo. Los quehaceres siguen creciendo a la velocidad del viento y justamente ahora me despeinó. Las conversaciones siguen sabiendo insípidas y te ríes porque es lo mejor que puedes hacer en un día como hoy, que llueve y la ropa parece que nunca se secará. Mierda. A veces tiene un color brillante y otras satinado, pero hoy sigue estando en mi zapatilla, apretada entre los surcos que la forman. Soy  la banda de música que va detrás del muerto en el entierro. Algo así. Pero he tomado café y echado de comer al perro. Me he mordido dos uñas mientras escuchaba a Tom Waits, el teléfono sonaba y el gotelé de la pared amenazaba con ser más grueso. Pero me he duchado y he puesto una lavadora.

Si quieres me invento algo ¿Sabes lo qué me ha sucedido? Mira, esta mañana me levanté con el pie derecho, salté de la cama cuando el despertador sonó y no tenía sueño. Desayuné tostadas con mermelada de frambuesa. El olor del café me hizo sonreír, y al salir a la calle encontré el libro que tantas ganas tenía de leer. En clase fui Levi-Montalcini y todos me aplaudieron después de contar un chiste malo. Me invitaron a comer a un restaurante de lujo y por suerte llevaba mi vestido de fiesta bajo el abrigo. Cuando regresé a casa me esperaban para tomar el café de las seis, con tarta y bombones, también turrones, pero no me gusta la navidad. En realidad me habían preparado una fiesta sorpresa, por estar tan guapa y porque el color de mis uñas era precioso. En el aire se podía respirar frescura y elocuencia. Del techo caía purpurina azul y verde, y en directo, Sherri Taylor cantaba a cappella. Qué grande es un buen pie derecho y recoger la mierda del perro.

¿Pero me dejas que te cuente algo aunque no sea nada nuevo? Estos pies se siguen moviendo correctamente al compás de esta copla que suena. Mi corazoncito late con ganas, y sigo soñando aunque no lo recuerde. Eso significa algo. Estoy viva.

Y qué cosas nuevas te puedo contar. Ya sabes…

viernes, 8 de febrero de 2013

Abrir las alas y volar



Todo pasa por alguna razón y de todo se aprende. Dejar que se exilien unas lágrimas siempre funciona bien; la mirada renace, las ruedas se engrasan y el reloj se pone en hora. De nada sirve ponerle al corazoncito un millar de candados y esconderlo debajo del colchón. Me quedo con mi corazón. Y seguiré rugiendo y saltando obstáculos, porque aún tengo mucho que decir, que descubrir, que ofrecer. Abrir las alas y volar.

Vuelvo a mirar al cielo y a sentir esa paz chispeante que siempre estuvo, sin dudas, abrir los ojos y ver. Ver. Y las canciones se van componiendo solas, a cada paso, en cada estertor, en cada catarata de sed. Ahí están las notas que mueven las manecillas, los latidos que sin querer se escapan, toda la belleza de saber que estoy viva y que dentro tengo un volcán. Treparé por las hojas del calendario y navegaré con el alma henchida, sujeta al mástil más fuerte. A mí misma. Resonante universo que gira alrededor de mi cintura.  Abrir las alas y volar.

Continuaré peleando contra los mordiscos del tiempo. Volar, subir arriba, más arriba hasta tocar el filo del cielo y, cuando lo alcance, sonreiré aún más. Seguiré, seguiré con los ojos abiertos moldeando el destino, trazando mi camino de sueños. Que se escuche mi voz, sin perder la ilusión y hacer de todos ellos una realidad palpable. Espirales de luz que fecundan las caracolas de mi cabeza. Campanadas eléctricas que traen llamas invisibles. Abrir las alas y volar.

El sonido de las hojas agitadas por el viento,  las olas se desnudan para las rocas, la arena, igual de infinita que los anhelos, y, granito a granito levantar un castillo. Una paleta de color nueva; pintar la pared, el techo y la ventana; pintar la luz de los ojos… Pisadas de colores en un camino por inventar. Un batallón de flores y el corazón como espada. Abrir las alas y volar.

Todo depende de los ojos con los que se ve.
Abro las alas y… Vuelo.

miércoles, 16 de enero de 2013

Noche callada



Tengo en la mano el corazón, que flota desnudo en los sólidos recuerdos. La noche sombría si no te encuentro, anclado silencio. Decorarte de besos el cuerpo, soplarte olas de terciopelo. Un cielo que nada en los sueños, se estira como brazos, se enreda entre colores azules y blancos. Pensarte mil veces, ver vida detrás de tus ojos. Cálida luz que envuelve mi carne, colmena de latidos que evoca tu aliento. Llega como perfume, penetrante y disperso. Mar de sed. Fieras sin bozal. Huella impresa en mi pecho, que no se borra, apretada y descalza. La brisa, te aúlla sincera. Tu dulce alma, tan cerca, tan lejos. Mapas en blanco. Detrás de ti me encuentro, lo siento. Malditas palabras, malditas fueron. Mojado universo que brilla como los ojos de un gato en la oscuridad. Serás por fuera lo mismo que por dentro, trazarte un arcoíris inmenso. Lluvia de color que abre sus alas, corriente de caricias en tu cara. Comerte las cuerdas vocales, corales y estrellas de plata. Tu firmamento, una melodía que me cubre de llamas. En esta noche callada, te echo de menos.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Intervalo



Suena el eco de su aliento escondido dentro de mi garganta. Y bailan las pulgas por las esquinas cuando las cosquillas del viento entran como abanicos y las agitan. Y arriba, allí, más arriba, le veo saltar de estrella en estrella como si fueran rascacielos. Y abajo, aquí, más abajo, me veo saltar de ventana en ventana como si fueran planetas. Sol, faldas, sandalias y toallas. Cerveza, jarras, jamón y gambas. Y si lo que entra sale, que lo que salga entre.

Suena el eco de mi voz escondido dentro de su chaqueta. Y bailan las pelusas por las esquinas cuando las danzas del viento entran como alfileres y las agitan. Y arriba, allí, más arriba, me veo saltar de cometa en cometa como si fueran océanos. Y abajo, aquí, más abajo, le veo saltar de mesa en mesa como si fueran nubes. Té, cucharillas, hierbas y galletas. Lluvia, bufandas, botas y pañuelos. Y si lo que eriza humedece, que lo que humedezca erice.

Suena el eco de su ruido escondido dentro de mi camiseta. Y bailan las arañas por las esquinas cuando las carcajadas del viento entran como guillotinas y las agitan. Y arriba, allí, más arriba, le veo saltar de luna en luna como si fueran montañas. Y abajo, aquí, más abajo, me veo saltar de acera en acera como si fueran galaxias. Relámpagos, gorros, paraguas y gabardinas. Café, tazas, dulce de leche y sacarina. Y si lo que sube baja, que lo que baje suba.

Suena el eco de mi risa escondido dentro de su cama. Y bailan las hormigas por las esquinas cuando las canciones del viento entran como suspiros y las agitan. Y arriba, allí, más arriba, me veo saltar de nebulosa en nebulosa como si fueran países. Y abajo, aquí, más abajo, le veo saltar de balcón en balcón como si fueran satélites. Vino, copas, queso y cigarrillos. Amapolas, vestidos, medias y sombreros. Y si lo que muerde aprieta, que lo que apriete muerda.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Me he perdido



Y qué si me tiro de la torre más alta
y qué si digo lo que siento
y qué si no puedo atrasar el tiempo
y qué si me he perdido, y qué.

Y qué si no entiendo nada
y qué si soy una ilusa
y qué si no dejo de pensar en él 
y qué si me he perdido, y qué. 

Y qué si nadie pronuncia mi nombre 
y qué si no quiero huir 
y qué si escucho Todo es de color 
y qué si me he perdido, y qué. 

Y qué si la lluvia me quema 
y qué si pierdo la cabeza 
y qué si me explota el pecho 
y qué si me he perdido, y qué. 

Y qué si no creo en las despedidas 
y qué si bailo y nadie me ve 
y qué si estoy fuera de sitio 
y qué si me he perdido, y qué. 

Y qué si me corto los dedos 
y qué si me salto las normas 
y qué si tropiezo con su sombra 
y qué si me he perdido, y qué.

Y qué si abrazo a lo nunca visto 
y qué si me apuntó y me dio
y qué si lamo mis heridas 
y qué si me he perdido, y qué. 

Y qué si no tengo miedo 
y qué si soy gilipollas 
y qué si le amo a él 
y qué si me he perdido, y qué. 

Y qué si le giño un ojo a un pájaro 
y qué si mi corazón no me hace caso 
y qué si pego un brinco y robo una estrella 
y qué si me he perdido, y qué. 

Y qué, y qué… (si me he perdido entre letras).