miércoles, 13 de julio de 2011

calor. (Del lat. calor, -ōris).



Ventilador de tiritas,
tu me refrescas en
los calurosos días
de sudores por doquier
y bigotes abochornados.

En estos días de verano
solo tengo que esperar
que pase el hombre
de los helados.

Lameré mis celos,
tejeré mis penas,
escurriré mis recuerdos
y lavaré,
lavaré todo lo que me suceda.

El desesperado hombre de los
helados grita por el megáfono:
_¡Fríos navegantes de conservantes
y colorantes!
Edulcorante con desodorante
y menguados sabores.

Aquí todo es abrasador
y corrompido por el calor.
Por un observado día como
el de hoy
me vendo al engaño
y a extraños.

viernes, 1 de julio de 2011

La prostituta de la calle Marqués




Niña rolliza de
andares desechables,
tu confianza
es sobrenatural,
de olfateada charlatanería
y bailes mortales.
Gobernanta de los corrompidos,
tu dictas su piel, su carne
y sus ojos.
La mandamás de las tonterías,
con cantos marchitos
y jornadas intensivas.
Tu ahuecada cabeza de
negligentes excavaciones
pule el suelo de los
condenados.
¿Cuándo quieres matarles?
Amamantas la verdad con
mentiras,
y el ocaso de tu gozo
se estrella en tu pelvis.
¡Eres un monstruo, gordo,
cruel y virgen!
Eres el imán de las
negras brujas,
la dulce muerte que aúlla.