Ventilador de tiritas,
tu me refrescas en
los calurosos días
de sudores por doquier
y bigotes abochornados.
En estos días de verano
solo tengo que esperar
que pase el hombre
de los helados.
Lameré mis celos,
tejeré mis penas,
escurriré mis recuerdos
y lavaré,
lavaré todo lo que me suceda.
El desesperado hombre de los
helados grita por el megáfono:
_¡Fríos navegantes de conservantes
y colorantes!
Edulcorante con desodorante
y menguados sabores.
Aquí todo es abrasador
y corrompido por el calor.
Por un observado día como
el de hoy
me vendo al engaño
y a extraños.