miércoles, 12 de enero de 2011

Amén





Recuerda que tienes que limpiarme los zapatos con cera de oídos y estropajo de lengua.
Silencio ausente en la tercera esquina rodeado de vaporosas arañas y escaleras de gominola.
Aun dormida puedo ver como te arrancas los dientes a escondidas, dando media vuelta y frotándolos con un poco de gomina.
Fijadores de párpados, es aconsejable estar siempre despierto, para más información permanece callado.
Siento decirte que he perdido una oreja escuchando detrás de la puerta, lo siento, te volveré a escuchar y así nunca te podré culpar.
Eres una masa entumecida, revestida de mescalina y olor a sardinas, descúbrete y cuéntame como llegaste a ser Dios, padre nuestro señor, hoy comemos con tenedor, amén.

1 comentario:

  1. Va cambiando el tiempo,
    allá, mucho más allá, se ve levantar la cabeza
    al noble monstruo de los días siguientes.

    El aire se escapa por las esquinas,
    la puerta de la iglesia y los mercados,
    no más fe, sólo creeré en mis pies.

    Y en la frente, aire, que más aire,
    me cubriré la espalda con cuchillos,
    ahora podéis invitarme.

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