lunes, 11 de octubre de 2010

San Godofredo





Descubres un corazón muerto, enlutado, lúgubre, en el mayor complot de obstinación sugestiva jamás efectuado por aquel ser.
Decidió cortar la cuerda que le amarraba a un nebuloso corazón aséptico, se dispuso a tapar las protuberancias de su conciencia, a perfilar su sotabarba para huir al extrarradio en busca de un poco de concordancia en su inyectable vida, llena de sueños e inseguridades.
Su descomunal miembro era lo único que le quedaba, y unas pocas monedas en aquellos bolsillos rotos.

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